Se quiso que el Monasterio fuera de Dominicas por ser Don Gaspar descendiente de Santo Domingo. Le pusieron bajo la advocación de la Inmaculada Concepción por la devoción que los Duques tenían a este misterio tan querido y defendido en España. Advocación rarísima en la Orden hasta la proclamación del dogma.

Eligió como fundadoras a monjas agustinas recoletas. Cosa extraña, pero debido, sin duda, a que brillaban por su observante y santa vida; reforma que había hecho la Venerable Mariana de San José, fundadora el Convento de la Encarnación de Madrid y de otros Conventos en Valladolid, Medina del Campo, Villafranca del Bierzo (León).

Las monjas escogidas para esta fundación salieron todas del Convento de la Encarnación, el 14 de noviembre de 1625. Entraron en el nuevo Convento el 7 de diciembre del mismo año esta primera fundación e hizo en unas posesiones que tenía el Conde- Duque en Castilleja de la Cuesta (Sevilla).   Allí mudaron el hábito de agustinas por el de dominicas y profesaron de nuevo la Regla de San Agustín y las Constituciones dominicanas.

Este mismo año 1634 los Fundadores sacaron Breve del Nuncio de España, licencia del Obispo de Plasencia, Prelado del Convento, y del Gobernador del Arzobispado de Toledo, para trasladarlo de Castilleja de la Cuesta a la Villa de Loeches, de la provincia de Madrid, también posesión del Conde-Duque. Dieron principio a esta jornada el 14 de septiembre y llegaron a esta Villa el 28 de dicho mes, a la caída de la tarde aposentándose la Comunidad en el Palacio de s Duques, donde estaba prevenido todo lo necesario para las religiosas. El grupo estaba formado por dieciocho profesoras y cinco novicias coristas y cuatro legas. Permanecieron en Palacio, del que aún se conserva la portada de piedra, por espacio de seis años que duró la obra del nuevo Monasterio. Concluidas las obras fue otorgada la escritura de Fundación al 23 de noviembre de 1640 ante Don Francisco Suárez de Rivera, escribano del número de la Villa y Corte de Madrid. Al día siguiente, sábado 24, salieron las monjas al Convento nuevo, hallándolo todo ricamente adornado y alhajado por la generosidad de los Señores Fundadores. Al traslado asistió el propio Felipe IV. Dijo la Misa de Pontifical el Sr. Presidente de Castilla y predicó Fray José de la Cierva, Obispo de Almería.

Ese día  fue aceptada y firmada la Escritura de Fundación por la Priora Sor María de la Trinidad y por toda la Comunidad.

Las Constituciones, exclusivas para la Comunidad, fueron hechas por el Eminentísimo Sr. Don Baltasar del Moscoso y Sandoval, Cardenal y Arzobispo de Toledo. Se confirmaron con Breve especial del Papa Alejandro VII, el día 1 de abril del año 1656, primero de su Pontificado. A ellas se añadió la Regla de San Agustín. El espíritu de estas Constituciones es plenamente dominicano. Posteriormente, con el decreto del 5 de mayo de 1942, fue concedida autorización para que se pudieran adoptar las Constituciones de las Monjas de la Orden de Predicadores, quedando desde esa fecha integrado el Convento en la Orden.